Es la última capilla que se construyó, edificada en la última década del siglo XVII, según un diseño de Filippo Parodi, discípulo de Bernini, que ofrece aquí un maravilloso ejemplo del Barroco romano. La capilla se construyó como lugar dedicado a la conservación de los Tesoros de la Basílica, una alternativa a la Sacristía. El tesoro se encuentra en los tres nichos situados detrás de la balaustrada elevada. En el del centro encontramos las reliquias más importantes del Santo: en la parte superior, el relicario del mentón, de 1350; debajo el de la lengua, realizado entre 1434 y 1436, y más abajo el de las cuerdas vocales, de 1982.