En 1370, Bonifacio Lupi di Soragna, lugarteniente de la familia Carraresi, encargó al arquitecto veneciano Andriolo de Santi la construcción de la capilla de Santiago como mausoleo familiar. Aquí se encuentran las tumbas de Bonifacio y de su cuñado.
La decoración pictórica se confió al pintor veronés Altichiero da Zevio, asistido por el pintor boloñés Jacopo Avanzo.
Los dos artistas dan rienda suelta a su virtuosismo de pintores de la corte y llegan a soluciones compositivas de una modernidad extraordinaria: como la vista de los caballos en primer plano en el episodio de la Liberación y persecución de los Discípulos, en la luneta del lado norte; o la disposición de la Resurrección en la luneta al otro lado de la pared sur, en el que la pose de Cristo es la misma que la adoptada por Piero della Francesca en el análogo fresco pintado hacia mediados del siglo XV.